Además de ser una joven independiente, rebelde y decidida, Jacinda es una draki, una descendiente de dragones capaz de adoptar forma humana para vivir entre los hombres sin llamar la atención.
Un día pone en peligro a su tribu rompiendo una de sus leyes más sagradas, y para evitar el castigo se ve obligada a huir con su familia al mundo de los mortales, donde, poco a poco, su draki morirá y ella se convertirá en una humana más. Sin embargo, Jacinda no está dispuesta a renunciar a su esencia sin luchar, aunque para ello deba acercarse al mayor de sus enemigos, un atractivo y enigmático cazador de drakis que, con una simple mirada, despierta todos sus instintos.




Como muchos de vosotros supongo que ya sabréis, quería este libro desde que me topé con el de casualidad, mucho antes de que se publicara en España. Me enamoró su portada y su original sinopsis. Así que me armé de paciencia y esperé hasta que llegó. Y tengo que decir que la espera ha merecido la pena.

Jacinda es una draki, descendiente de dragones que puede adoptar la forma del ser humano para poder existir. Sin embargo, tiene que alejarse de su manada por una imprudencia y se trasladan a un Chaparral, donde su madre está decidida a conseguir que se extinga el draki de su hija como hizo ella una vez. Pero Jacinda no está dispuesta y encontrará la manera en ese dichoso desierto de mantener viva una parte de su ser, aunque sea a costa de acercarse peligrosamente a su mayor enemigo: los cazadores.

Jacinda es una chica decidida, cabezota, que no le gustan los cambios. Le gusta ser una draki y es, sobre todo, una persona bastante egoísta.

Tamra es la hermana gemela de nuestra protagonista, pero ella no se ha manifestado como draki por lo que es la marginada de la manada. Ha vivido a la sombra de su hermana y el mudarse a Chaparral es la oportunidad de su vida.

Will es un cazador, es decir, una persona que se dedica a cazar drakis para vender su piel, esclavizarlos... pero él no quiere serlo. A pesar de su familia, rehuye todo lo que tiene relación con la caza. Es muy misterioso y a la vez muy tierno.

Luego encontramos otros personajes como la madre de la protagonista, los primos de Will (Angus y Xander) y Catherine, la amiga de Jacinda en el instituto, entre otros.

Tengo que decir que los personajes están muy bien trazados, aunque me ha llegado a desesperar la protagonista porque es muy egoísta y en ese sentido no evoluciona casi nada en la novela. Erre que erre siempre con lo mismo, por lo que a veces me han entrado ganas de pegarle un par de gritos.

"—Bueno, supongo que esto responde a mi pregunta —dice una profunda voz aterciopelada que me sobresalta.
Doy un brinco y agarro la almohada como si fuera a usarla como arma.
Will está en el umbral, dando sorbos de una taza de viaje metálica y enfundado en una camiseta gris que le marca los hombros y el pecho, y me deja sin aliento.
—¿Qué pregunta? —inquiero a duras penas.
—Si por la mañana serías tan preciosa como lo eres durante el resto del día". 

Otra cosa que no me ha gustado mucho del libro es que en numerosas ocasiones me ha recordado a otro. Tiene muchos puntos en común con Crepúsculo. Sí, sí, como leéis. Él cazador, ella la presa. No pueden estar juntos, pero tampoco pueden estar separados. Él desaparece varios días del instituto. Él nunca ha salido con ninguna chica... No me digáis que no, pero es muy parecido a Crepúsculo. E incluso Will a veces me recordaba a Edward. No es que me desagrade porque la saga de Crepúsculo me gustó, pero cuanto más avanzaba, más similar se me hacía y que me recuerde tanto a otra novela no me ha terminado de convencer del todo, por eso no le he dado más nota.

La narrativa que tiene Sophie Jordan es increíble ya que sabe cómo enganchar al lector, cómo describir los lugares, las acciones, los colores.  La historia está llena de tensión, mentiras, acción y romanticismo que llenará las páginas y nos hará devorar el libro. Encontraremos amor casi desde el principio de la novela ya que, junto a los drakis, será el tema principal de la obra. Un amor que al principio es el típico de "a primera vista", pero que luego se va transformando y cambiando hasta convertirse en algo muy ardiente (nunca mejor dicho).

Otro punto a favor es su cuidada presentación con una portada increíble, con unos colores muy vivos. El título de la novela  está en relieve y es de un dorado muy bonito.

El final del libro es trepidante, emocionante, intenso. Te deja con el corazón en un puño con el giro que la autora le da a la historia y te deja, por supuesto, con ganas de tener ya el siguiente libro para saber qué ocurre.






Se trata pues de el primer libro de una trilogía de dragones que te engancha casi desde el principio por sus detalles increíbles y su original historia.

A través de sus páginas podremos sentir el miedo y el en sus distintas facetas que se mezclan con un poco de fantasía que no te dejará indiferente, por lo que lo recomiendo sin dudarlo.