Recién acabada la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja se reúne por fin para pasar sus vacaciones en Escocia. Una tarde, cuando pasea sola por la pradera, Claire se acerca a un círculo de piedras antiquísimas y cae de pronto en un extraño trance. Al volver en sí se encuentra con un panorama desconcertante: el mundo moderno ha desaparecido, ahora la rodea la Escocia de 1743, con sus clanes beligerantes y supersticiosos, hombres y mujeres rudos, a veces violentos, pero con una capacidad de vivir y de amar como Claire jamás había experimentado en su anterior vida. Acosada por los recuerdos, Claire tendrá que elegir entre la seguridad del futuro que ha dejado atrás y la apasionante incertidumbre del pasado que ahora habita.


Empecé a ver la serie hace relativamente poco (cuando aún no había llegado a España) y cuando me enteré de que estaba basada en unos libros supe que tenía que leerlos, así que gracias al ejemplar que me mandó la editorial Salamandra empecé la historia de Claire.

La novela empieza a finales de la Segunda Guerra Mundial y nos presenta a una mujer fuerte y con las ideas claras que viaja con su marido a Escocia. Una vez allí, van a Caigh Na Dun, un círculo de piedras muy antiguo. Sin embargo nada es lo que parece porque Claire toca una de las piedras y viaja accidentalmente a través del tiempo. Aturdida, aterriza en 1743. A partir de ese momento, sólo la peripecia de Claire y un poco de suerte la ayudarán a salir adelante y a intentar pasar como una mujer más.

Estamos, pues, frente a una novela histórica con grandes dosis de romance. No la quiero definir como romántica del todo porque este género no se entretiene por el camino, te presentan varias cosas y van al objetivo. Lo que Diana Gabaldon nos presenta en Outlander es una historia donde todo ocurre de forma pausada, donde vamos conociendo la Escocia de 1700 a través de acciones cotidianas. Este, es sin duda, uno de los puntos positivos de la novela ya que te adentra en un mundo completamente distinto del que aprendes un montón.

En la novela aparecen un montón de personajes, pero yo quiero destacar sólo a cinco de ellos, los cinco que tienen más peso en la historia.

Claire es la protagonista indiscutible del libro porque está narrado desde su punto de vista. Es una mujer de armas tomar, bastante adelantada a su tiempo por la forma de pensar que tiene. También es muy terca y algo mal hablada a veces. Es un personaje realmente complejo. Llegamos a conocer todo sobre ella, lo que la hace muy real. Pero lo que me ha gustado mucho es la fuerza que tiene, aunque en cierta manera también es muy vulnerable.

Jamie es un escocés joven, guapo, fornido, pelirrojo con los ojos claros, considerado, tierno... y así podría estar media reseña. Es el típico hombre ideal del que se enamoraría cualquiera sobre todo porque es muy diferente a los demás. Sin embargo, a lo largo de las páginas descubrimos que no es perfecto, que tiene miedos y defectos que lo hacen humano. Me ha conquistado con su humor, su ternura y su inocencia.

Quería destacar a Dougal, el tío de Jamie, porque es un personaje que me ha intrigado muchísimo. Es un hombre que lleva constantemente una máscara (no en el sentido literal) por lo que no sabes lo que pasa por su cabeza, no sabes por qué o por quién luchará, qué es lo que hará, etc. Aunque le vamos conociendo poco a poco, sigue manteniendo en las sombras.

Murtagh pasa bastante desapercibido al principio. No obstante, a medida que vamos avanzando en la historia, va cogiendo mayor protagonismo sin llegar a salir demasiado. Con las acciones que va realizando un poco desde las sombras logra pasar de ser un hombre osco a alguien con buen corazón.

Jack Randall, también conocido como Jack el Negro, es parte de la familiar del marido de Claire y eso se nota en el aspecto, ya que se parece muchísimo, pero en la forma de ser Jack se desliga completamente porque resulta ser un hombre cruel y eso queda demostrado en cada aparición que hace. La parte final de la novela me ha desconcertado porque no he logrado entender el trasfondo de su comportamiento, del motivo por el que hace las cosas.

La narración es bastante densa, lo que hace que tardes más en leer la novela. Pero no por ello resulta tediosa, sino todo lo contrario. Yo disfruté de cada una de sus páginas a pesar de avanzar de forma tan pausada. Una de las mejores cosas del libro es que es una historia muy rica en detalles con buenas dosis de acción y algún que otro toque de humor.

En algún punto de la historia la protagonista se llega a plantear el cómo afectarían las decisiones que ella toma y las consecuencias que tienen en ese siglo, en si estaría cambiando la historia que ella ha conocido y en si se podrían cambiar algunas cosas.

La autora toca temas como el maltrato, la violencia, la homosexualidad, etc. de forma natural, sin tapujos, lo que le da un plus al libro. Aunque la parte de la homosexualidad no me ha terminado de convencer (y ese es el único punto negativo que le encuentro). Me da la sensación de que en esa época no debería de estar tan bien visto. La forma en la que lo relata Diana da la sensación de que era muy común, de que estaba en boca de todos y daba igual siempre y cuando tuvieras un poco de poder.

Nunca sabes por dónde va a tirar el libro y menos las pequeñas revelaciones que hacen al final del libro. No es gran cosa, pero lo suficiente para animarte a continuar con la saga. Yo desde luego seguiré leyendo los libros si Salamandra los edita.