La protagonista destila sarcasmo, humor y mucho ingenio que se mezcla con sus inseguridades, los errores cometidos y su obsesión por el trabajo. Esto hace que sea un personaje muy complejo. Me ha gustado mucho que el autor haya ahondado un poco más en las relaciones familiares de la protagonista. No voy a comentar nada más para que los que decidáis leerlo, lo descubráis vosotros mismos, pero os adelanto que esta novela nos va a permitir conocer a Verónica.

A lo largo de la historia vamos a conocer a diferentes secundarios que tendrán un papel fundamental en la historia. Algunos de ellos apenas tienen protagonismo, como el caso de Arancha, a quien conocimos en la anterior novela, pero otros aparecen en la historia para dejar su huella.

Si en el anterior libro se hablaba de Verónica y Parabellum como dos personas completamente distintas dentro de un mismo cuerpo, en esta ocasión, aunque se habla de ambas y veremos a ambas en acción, la línea entre ellas se difumina.
Los muertos no pagan IVA, al igual que su antecesor, es un libro repleto de acción, de intriga y mucho humor. Tanto El dios asesinado en el servicio de caballeros como este libro me han sacado muchas carcajadas porque juega con un humor sencillo y, a veces, un tanto estrambótico, pero es el tipo de humor que me gusta como lectora (y como escritora).

Una de las cosas que me gustan de estos libros es el wordbuilding que ha construido el autor. Aunque parte del mundo actual, ha introducido elementos fantásticos que coexisten con la realidad con coherencia, lo que le da consistencia a la trama. Asimismo, Sergio no se queda centra en la cultura de un país, sino que bebe de todas las mitologías, lo que hace que sea un libro mucho más completo.

Al igual que el anterior caso de Parabellum, el final de Los muertos no pagan IVA es autoconclusivo, por lo que el caso que nos enseñan al principio de la trama, queda cerrado al final de la obra. Sin embargo, tenemos Verónica Guerra para rato (o eso espero).