Londres podía no significar nada, pero para los personajes de Otoño en Londres significa muchas cosas ya que unos han llegado a la ciudad huyendo de algo, mientras que otros buscan encontrar su hueco en el mundo o simplemente disfrutar de las posibilidades que le brinda la vida. Cada uno de los personajes que aparece en la novela es diferente y, aunque algunos no tienen nada en común, acaban enredándose, de una u otra manera, en una maraña de secretos y engaños, de amores y amistades.

La novela está narrada en primera persona desde el punto de vista de varios personajes. Este formato no solo hace que la obra sea ágil, sino que facilita que te metas en la historia a través de los pensamientos de los protagonistas. Sin embargo, reconozco que cuesta un poco aclararse ya que en pocas páginas te presentan a un montón de personajes.

Los más recurrentes son Ava, Tom, Finn o Lily, aunque también hay otros que tienen su hueco en la historia. Ava destaca por su mundo interior. Sus dudas, sus secretos y sus inseguridades hacen que su trama sea adictiva. La evolución que sufre a lo largo del libro es brutal, lo que hace que sea un personaje no solo bien construido, sino muy complejo.



Lily y Tom también tienen un papel importante en la historia. Sin embargo hay otros personajes como Meredith, Rex o Martha que son de relleno, ya que tienen cierto protagonismo en algunas partes del libro, pero no llegan a desarrollarse, dejando una imagen muy superficial de ellos.

Durante toda la novela la autora juega con el cambio de escenas y tramas para atrapar a los lectores y mantenerlos en vilo, pero esto también juega en su contra en varias ocasiones ya que algunas situaciones parecen forzadas. Asimismo, hay narradores como Rex que no tienen la suficiente fuerza.

Andrea Izquierdo habla sin tapujos sobre algunos problemas que son tabú en la sociedad (no voy a dar más datos para no desvelar demasiado), lo que me ha gustado muchísimo porque no lo normaliza, pero te lo presenta sin complejos.