Karou es una estudiante de arte de 17 años que vive en Praga. Pero ese no es su único mundo. A veces, Karou desaparece en misteriosos viajes para realizar los encargos de Brimstone, el monstruo quimera que la adoptó al nacer.

Tan misteriosa resulta Karou para sus amigos, como lo es para ella su propia vida: ¿cómo es que ha acabado formando parte de una familia de monstruos quimera? ¿Para qué necesita su padre adoptivo tantos dientes, especialmente de humanos? Y, ¿por qué tiene esa recurrente sensación de vacío, de haber olvidado algo?

De pronto, empiezan a aparecen marcas de manos en las puertas, señal de que la familia de Karou corre grave peligro. Karou tratará de cruzar al mundo quimérico para ayudarles, pero es perseguida por los serafines. Entre ellos se encuentra Akiva, un ángel arrebatadoramente hermoso al que Karou está unida de forma que ni ella misma puede imaginar.

Mi amiga Alicia, del blog Mensajes en una botella, me regaló el primer libro de esta trilogía. A mí en un principio no me llamaba la atención, pero tras sumergirme en sus páginas descubrí que había una gran historia.

Las novelas nos relatan la vida de Karou, una chica que vive en dos mundos completamente diferentes. La protagonista se dará cuenta de que no es sólo sea una estudiante de Arte. Los libros están narrados en tercera persona, lo que nos permite no sólo conocer la historia y la forma de ser de Karou, sino también la de otros personajes como Akiva.

Karou es una chica muy fuerte que sufre una evolución impresionante a lo largo de los tres libros, lo que le da un realismo increíble al personaje y a la historia. Me ha sorprendido en su gran mayoría, aunque a veces me ha resultado un poco repetitiva.

Akiva es un personaje lleno de matices con muchos puntos positivos, pero también con lugares oscuros. Ha sido su forma de ser y su pasado lo que hicieron que me enamorara del personaje. Al igual que Karou, este ángel evoluciona de forma sorprendente y consigue cambiar a los de su alrededor.

Aparecen muchos personajes a lo largo de la historia. Algunos se mantienen en los tres libros y otros se renuevan. Sin embargo, todos ellos le aportan algo a las novelas.

En las novelas encontraremos una historia de amor con altibajos bastante realista. Es una amor muy complicado, pero también creíble y tierno.

Uno de los puntos fuertes de la trilogía, además de la forma de escribir de Laini, es la frescura y la originalidad que desprenden los libros a pesar de tratar un tema tan común como el de los ángeles y los "demonios".

La pluma de la autora es exquisita y capaz de transmitirnos la angustia y el dolor de los personajes. Laini Taylor sabe perfectamente cómo mantener el suspense en la historia y cómo dejar al lector pegado a sus páginas. Asimismo, la autora tiene una forma de escribir única, que la caracteriza y que encandila. La narración es pura poesía. Es una delicia poder leerla porque hace que las palabras bailen al son de una canción mágica.

Si nos paramos a hablar de la historia, tengo que destacar su "evolución" desigual, desde mi punto de vista. ¿Qué quiero decir con esto? Aunque los tres libros me gustaron muchísimo, el primero estuvo bien, el segundo fue sumamente increíble y el tercero, aunque estuvo muy bien, no consiguió ponerse a la altura de su antecesor. A pesar de ello, las novelas no desmerecen en absoluto.

En cuanto al final de la historia, me pareció un poco precipitado con un epílogo de lo más genérico. La trama principal queda totalmente cerrada, pero la autora abre algunas de subtramas que deja en el aire.